sábado, 3 de mayo de 2014

Jabón de limón y miel (para pieles grasas, acnéicas, con puntos negros o heridas):

El jabón de aceite de oliva, limón y miel aplicado en la cara es eficaz contra grasa, a la vez que es muy suave con las zonas más secas.

Si tenemos varices en las piernas, mediante un suave masaje conseguiremos una sensación de bienestar y disminución de la sensación de hormigueo. Tiene altas propiedades refrescantes.
 
Es especialmente efectivo en pieles con algún tipo de corte gracias a su poder limpiador, desinfectante y astringente, y también alivia los efectos negativos de las picaduras de los mosquitos o de otros insectos.

Es un excelente suavizante para las manos al revitalizar nuestra piel y protegernos de las arrugas.

Cuando notamos que nuestra piel está sin brillo debido a las agresiones externas producidas por el sol, el cloro de la piscina, la sal del mar, el jabón de limón será nuestro aliado para exfoliar perfectamente nuestro cuerpo y retirar así todas las células muertas que haya, regenerando mejor nuestra piel. Con esta exfoliación se activa la circulación y nuestra piel estará mucho más suave y firme, a la vez que elástica.

El aceite de estos jabones le concede una propiedad blanqueante muy efectiva para luchar contra el acné, las espinillas, las verrugas y los granos.

Sólo tenemos que tener en cuenta que por su algo grado de acidez se debe utilizar con precaución, pues si no lo diluimos bien con agua, al contacto con el sol nos puede producir alguna mancha en la piel.

Si lo utilizamos por sus propiedades de aromaterapia, es muy eficaz para problemas de cefaleas y migrañas.
 

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